La ortodoncia es una especialidad dentro de la odontología que se encarga del estudio, prevención, diagnóstico y tratamiento de las anomalías de forma, posición, relación y función de las estructuras dentales.
Tiene como objetivo diagnosticar, prevenir y tratar las posibles alteraciones y mantenerlas en buen estado de salud de manera armónica mediante el uso y control de fuerzas.
A rasgos generales, necesitan un tratamiento de ortodoncia todas aquellas personas que presentan problemas de mordida. El ortodoncista es quien diagnostica al paciente si necesita un tratamiento de ortodoncia, qué tratamiento necesita en cada caso, y si debe acompañarse de extracción de piezas o intervención quirúrgica.
El ortodoncista evalúa al paciente mediante un examen clínico, modelos de yeso de los dientes, radiografías y fotografías.
No hay límite de edad para realizar un tratamiento de ortodoncia. Solo en algunos movimientos ortopédicos, como la expansión del paladar, se limita su tratamiento a jóvenes (antes de los 14 años).
La ortodoncia se vale de medidas correctoras, generalmente aplicadas con un aparato, para conseguir corregir o prevenir alteraciones en los dientes, malformaciones o problemas de mordida. Estas medidas son seleccionadas por el ortodoncista en función de la anomalía que debe tratar.
Aunque el tiempo necesario para conseguir el objetivo depende de muchos factores, en general los tratamientos de ortodoncia suelen durar entre 6 y 8 meses, para correcciones leves, y hasta 3 años para correcciones más graves.
Los tratamientos correctivos son seleccionados por el ortodoncista en función de la gravedad y necesidades del paciente. Para conseguir el objetivo en el menor plazo posible, es necesario:
La investigación en relación a la ortodoncia ha proporcionado en los últimos tiempos importantes resultados, de tal modo que en la actualidad se dispone de una amplia gama de aparatos con que poder realizarla, ajustándose a las inquietudes y necesidades de cada paciente.
En términos generales, cabe hablar de ortodoncia fija y removible, aunque en ambos casos se utilizan aparatos que se pueden fabricar con diferentes materiales y tecnologías.
ORTODONCIA FIJA:
Es la más utilizada actualmente y en ella se utilizan alambres y brackets, siendo éste la parte fija que se adhiere los dientes y en la que fijan los alambres.
La ortodoncia fija puede ser de dos tipos:
se colocan en la parte externa de la arcada dental por lo que son claramente visibles. Pese a ellos, quizás por que son los de menor coste, los brackets metálicos son los utilizados con mayor frecuencia, especialmente en el caso de niños y adolescentes. Sin embargo, se dispone de brackets a los que se denomina estéticos, ya que son menos visibles al estar fabricados con materiales plásticos, cerámica o zafiro.
se colocan en la parte externa de la arcada dental por lo que son claramente visibles. La apariencia y la imagen puede ser un aspecto muy importante a la hora de elegir un tratamiento de ortodoncia. Por ese motivo, existen las llamadas ortodoncias estéticas que están fabricadas con materiales que no son metálicos, por lo que son muy discretas y prácticamente no se ven.
El zafiro es una piedra semipreciosa que se ha convertido en el material más demandado para brackets estéticos, puesto que son transparentes como el cristal, y al dejar pasar la luz, se difuminan y mantienen el color del diente.
En este caso los brackets se colocan en la parte interior de la arcada dental, quedando libre la superficie externa de los dientes. De ahí que sea la opción más adecuada para aquellas personas que renuncian a la ortodoncia por que no desean utilizar los brackets externos por una cuestión de estética.
ORTODONCIA REMOVIBLE:
son aquellos aparatos de corrección que van sujetos de manera firme a las encías pero que pueden ser extraídos para su limpieza. Estos aparatos aplican fuerza controlada sobre zonas específicas que se desean desplazar mediante el uso de resortes, arcos, tornillos, etc. Están indicados para las mordidas cruzadas, el apiñamiento leve o movimientos dentarios muy específicos.
Hay que distinguir dos tipos:
Son aparatos fabricados en materiales acrílicos y que se fijan mediante unos ganchos a los molares. Se usan especialmente en niños de 7-8 años, que deben llevarlos al menos durante la noche y entre 4 y seis horas al día, aunque cuanto más tiempo se lleven más rápida será la corrección de los problemas que han llevado a la práctica de una ortodoncia. Tienen la ventaja de que se pueden quitar, por ejemplo, para comer y lavar los dientes, lo que facilita la higiene bucal y la limpieza del aparato.
es la última novedad en ortodoncia. Se trata de unas férulas fabricadas en silicona o materiales similares al plástico, lo que permite que apenas sean perceptibles para los demás y se puedan quitar y poner siempre que sea necesario. Para su fabricación primero se escanea minuciosamente la dentadura del paciente. Estas imágenes son procesadas posteriormente por un complejo sistema informático en 3D, que, además de diseñar la ortodoncia (una férula para el arco superior y otra para el inferior), permite realizar una simulación de los cambios que se producirán semanalmente en la corrección de los dientes. En función de ello se fabrican distintos aparatos que el paciente irá cambiando en la medida en que se consiguen los objetivos establecidos en la simulación.
Llevar ortodoncia no es dolorosa ni molesta, o no deberían. Si es cierto, que hay dos momentos en los que se pueden producir molestias: después de colocarlos por primera vez y después de cada revisión.
Por lo general, las primeras semanas en las que se lleva una ortodoncia, esta puede resultar molesta e incluso doler un poco. Es un elemento extraño que está dentro de la boca y que ejerce una presión sobre los dientes. Se necesitaría una par de semanas para acostumbrarse. Igualmente, después de cada revisión, es posible que molesten. El ortodoncista suele ajustar la presión o el ángulo de fuerza para que el desplazamiento continúe el camino trazado.
Sin embargo, si durante el tratamiento molestan los brackets o el arco, nos produce heridas o llagas es bueno llamar al ortodoncista para que valore la urgencia del dolor.
Es importante mantener una higiene bucodental muy cuidada porque los brackets pueden acumular restos de comida y favorecer la proliferación de bacterias si no se extreman sus cuidados.
Cepíllate los dientes al menos 3 vece al día, después de cada comida principal.
Utiliza un cepillo de dientes normal para la limpieza principal y después un cepillo interproximal para limpiar mejor entre los brackets. Cuando te cepilles presta especial atención alrededor de los brackets, esta es la zona donde más placa se acumula. No olvides utilizar hilo dental o un irrigador de agua para eliminar los restos que se pueden acumular entre los dientes. Y finalmente, el colutorio te ayudará a reducir la reducir la placa.
Por otro lado, el cuidado de los brackets también implica cuidar la alimentación para evitar que se despeguen o deterioren.
Evita los alimentos duros que puedan despegar los brackets. Por ejemplo para comer un bocadillo, morder una manzana o frutos secos, lo mejor es partir los alimentos en trozos más pequeños.
Reduce los alimentos fibrosos, pegajosos o la carne. Es más probable que se queden trozos entre los diente o en el bracket. Por último es muy importante seguir las rutinas y consejos que te da tu ortodoncista. Si tienes que usar elásticos intermaxilares, cuídalos y si se rompe alguno acude al ortodoncista o cámbialo.
No te olvides de las revisiones con el profesional. En esta visita podrá detectar a tiempo si existe algún problema y continuar con el tratamiento tal y como estaba programado.
Los retenedores son unos aparatos, fijos o movibles, que se colocan al finalizar el tratamiento regular de ortodoncia. Estos aparatos tienen como función mantener los dientes en la posición correcta hasta que la encía y los huesos se adapten al cambio realizado por la ortodoncia.
Los retenedores se llevarán de manera continua durante un período de 3 a 4 meses, según señale el ortodoncista -los movibles se podrán quitar para comer-. Después de este período, durante los siguientes 12 meses se establecerán unas pautas para usar estos aparatos de forma parcial. Este momento es especialmente importante para que los tejidos gingivales se adapten al cambio producido.
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